Cuando dices que recuerdas a alguien es diferente a solo haber pensado en alguien o algo; pero tiene que ver más con preocuparse y considerar a la persona en la que está pensando como alguien cercano a su corazón, por lo tanto, es la razón por la que continuas pensando en ella o en él: padre, hermanos, pareja o amigos. Por lo tanto, si lo piensas, en el fondo las personas quieren ser recordados, saber que eres valioso para las personas que te rodean. Aún más, la idea de morir y ser olvidado puede ser desalentador, solo piensa por un momento si recuerdas el nombre de tus bisabuelos, o incluso de tus tatarabuelos; Ciertamente tienden a quedarse atrás a medida que las generaciones continúan avanzando. Ahora bien, algunos pueden tratar de hacer algo que valga la pena con sus vidas para que no sean olvidados; quizás construyendo algo grande, o quizás convirtiéndose en alguien importante para que la gente recuerde quienes eran. Es decir, el deseo de ser recordado esta en cada uno de nosotros.
En el corazón del cristianismo hay un Dios que incluso sabe cuántos cabellos tienes en la cabeza (Mateo 10:30). Incluso cuando vivir a veces puede parecer solitario, el hecho es que si tienes fe en Cristo, Dios te conoce como un padre que conoce a sus hijos. Ahora bien, considera esto por un momento: si eres hijo/hija de un Dios eterno—que en realidad tiene tu nombre escrito en su libro (Mal. 3: 16-18)—entonces ciertamente no necesitas esforzarte para que te recuerden; Dios te recuerda, y eres parte de sus planes para que vivas cerca de él por la eternidad. En otras palabras, las limitaciones de esta vida e incluso después de la muerte no impiden que Dios te tenga cerca de su corazón.
Entonces, lo que esto significa es que no tienes que cumplir con las expectativas de la sociedad, tener éxito en tu carrera, comprar una casa, etc., para que tu nombre sea recordado como alguien importante o valioso; sin decir que esas cosas son útiles en si mismas. Pero reconocer que no importa cuánto esfuerzo le pongas, tratar de ser más que los demás, tener un mejor salario, mejor casa, etc... esto en realidad no determina tu valor ante Dios. Este Dios no necesita o te pide que demuestres que eres digno; si has creído en Jesús eres su hijo/hija, parte de su familia.
Por último, pensemos por un momento, cual es el propósito entonces de construir, adquirir, crear, si al final no serás recordado por eso. Si incluso poner las cosas en las manos de Dios no significa que algo perdurará; entonces cuál es el propósito de esto. Consideremos el propósito de creer en Jesús, si no se trata de nosotros, entonces tiene que ver con la voluntad de Dios. Por ponerlo de esta manera, piensa en la idea de una boda, donde ayudas a preparar los arreglos, adornos o lo que sea; lo haces para honrar a la pareja, compartiendo en su felicidad. De la misma manera como creyente de Cristo tu vida conlleva el propósito de glorificar a Dios—toda la creación fue diseñada para ello. Como creyentes en Jesus no solo en esta vida pero por la eternidad, eres escogido para la gloria de Dios. La diferencia es esta: vivir para ti mismo al final termina en el olvido, y el vivir para Cristo es estar cerca del Padre para siempre. Jim Elliot lo describe así.
No es un tonto el que da lo que no puede conservar, para ganar lo que no puede perder. Jim Elliot