En la película Los Miserables, el personaje principal Jean estaba en prisión por haber robado pan, después de ser liberado, nadie le quería dar trabajo y no tenia donde dormir; cuando ya era de noche un sacerdote le ofreció asilo y comida. Sin embargo en la madrugada este robó las vasijas valiosas de la Iglesia y hulló, poco después fue capturado y traído frente al sacerdote quien pidio lo liberaran diciendo que Jean no había robado nada, que el le había regalado esas vasijas. Jean tras arrepentirse, el sacerdote le declara "he salvado tu alma para Dios," quien en total agradecimiento jura no ser mas aquella persona, y por la bondad y amor que había recibido era una nueva persona cuya alma ahora le pertenece a Dios.
Tal vez tu nunca has estado en la carcel, pero seguro te puedes identificar con Jean si en algún momento tu vida recibiste la bondad y el amor de Dios, y puedes decir "tu vida le pertenece a Dios." Pero esto que significa?, para un Cristiano decir que en Cristo es una nueva vida; es un papel que hay que desempeñar o solo una declaración donde solo necesitas sentarte y no hacer nada. En 1 Corintios 2:16, Pablo dice que "tenemos la mente de Cristo", sin embargo, en otra parte (Filipenses 2: 5) exhorta a los creyentes a tener la mente de Cristo en lugar de declararla. Entonces, ¿cuál es? ¿Tenemos la mente de Cristo o no? Seguir a Cristo es tener una relación con Él, donde los creyentes maduran y conocen mas a Dios (Efesios 4:15). En otras palabras, el que decide creer y seguir a Cristo se convierte en un discípulo.
Pido que el Dios de nuestro señor Jesucristo, el Padre glorioso, les de el Espíritu de sabiduría y revelación, para que lo conozcan mejor. Efesios 1:17
John Macmurray explica que la identidad de una persona está determinada por la respuesta que tenemos cuando otros nos llaman. Si tu padre te llama hijo, respondes a él como su hijo. De la misma manera cuando Jesús nos llama a seguirlo, la respuesta que tenemos a esa llamada determina nuestra identidad. Ser un seguidor de Cristo implica un llamado y una respuesta. Si respondes a su llamado para seguirlo, entonces te conviertes en su discípulo. Una relación en la que Dios te conoce y conoces a Dios ”. Kevin Vanhoozer lo expresa de esta manera:“ La identidad cristiana es tanto un regalo como una tarea ”, un regalo porque por gracia somos salvos por medio de Cristo. Pero también es una tarea, porque Jesús nos llama a ser cada vez más como él, a madurar como sus discípulos.
Sin embargo, volverse más como Cristo no es cuestión de un simple esfuerzo humano. Es el Espíritu Santo trabajando en nosotros, renovando nuestras mentes (Rom 12: 2). Lo que lleva a desear la voluntad de Dios. En otras palabras, ser cristiano no es un estado estático de ser, sino una búsqueda continua de conocer a Dios, donde el Espíritu continúa enseñándonos y dándonos forma. En otras palabras, somos hijos de Dios (nuestra identidad) y nuestro camino es el de un discípulo.